Querido diario: Es increíble que lleve aquí cuatro meses. El tiempo pasa deprisa, muy deprisa. Pero no quiero pensar en lo que me falta para acabar, prefiero simplemente disfrutar. Me acuerdo el día en el que tuve que elegir mi destino Erasmus, y que sin saber muy bien a donde ir dije: Milano. Algo dentro de mí, me decía: 'Habré elegido bien? 'Será Milano el mejor destino Erasmus para mí? Puedo decir orgullosa que sí.
Llegue el 16 de septiembre del 2008, sin alojamiento, sin amigos… a la aventura! Pero cuál fue mi sorpresa al descubrir que no era la única en esa situación. Había muchísima gente que como yo, andaba desorientada en un país nuevo. De inmediato fui a buscar apartamento, y cuestión de suerte o del destino, el primer día ya lo había encontrado. Comparto piso en el centro de la ciudad, una zona alegre y peatonal, perfecta para ir a tomar el “aperitivo”.
Poco después comenzó la Universidad, y empezó lo divertido.


¡Qué Universidad! Las clases, el claustro, la mensa, la biblioteca, la gente…todo tan distinto a Zaragoza. Entre en la primera clase con miedo, no conocía a nadie. Pero allí estaban ellos, los otros Erasmus, que como yo, comenzaban esta nueva vida aquí. Las asociaciones Erasmus que nos ofrece la Universidad, (Esn y Eseg), organizan fiestas en las discotecas más de moda de la ciudad, viajes por el resto de Italia e incluso otras ciudades de Europa, visitas a museos y teatros… Gracias todas estas actividades he conocido a mucha gente nueva, con nacionalidades y culturas distintas; y he creado un grupo de amigos con el que salir a cenar, bailar, ir de compras… Casi todos mis amigos son italianos, qué desde el principio, me hicieron sentir como en casa. Me ayudaron con el idioma, y a descubrir cómo es la vida cotidiana de un estudiante italiano, y por tanto a mostrarme como iba a ser mí día a día en Milano.


A mis amigos les estoy muy agradecida por enseñarme como es Italia. Enseñarme esas cafeterías tan coquetas, esas pizzerías típicas, esas heladerías tan ricas, esas tiendas únicas, esas calles tan románticas… Me habían dicho que esta ciudad nunca duerme, que siempre hay cosas nuevas que hacer. Todos los días de la semana, sea la hora que sea, hay algo nuevo que ver, probar o conocer. Quizás esto, hace que Milano sea una de las capitales de Europa, llena de magia y encanto.
Es cierto que al principio tienes miedo, echas de menos a tus amigos y familiares y se crean barreras que una vez superadas te van haciendo más fuerte. Pero esta experiencia está siendo única, a nivel académico y a nivel personal. Académicamente estoy aprendiendo un idioma y conocimientos económicos nuevos. Personalmente, aprendo cada día, a afrontar nuevos retos, nuevos valores, costumbres.


Se dice que la vida de Erasmus es como el primer amor, nunca se olvida. 'Estás dispuesto a enamorarte?